viernes, mayo 18, 2007

La maldicion del salto mental.

¿por qué nadie quiere ser pendejo? (Ahora lo entiendo, tiempo después, cuando ya no importa)

Hay gente que ha cultivado la poca atractiva costumbre de analizar demasiado lo que pasa a su entorno. lo peor del caso es que inconscientemente tiende a saltarse ciertos elementos de facto en las situaciones que ven, para llegar a una conclusión mucho más rápido, pues ya saben a dónde les llevarán dichos elementos. En pocas palabras, a través de la experiencia, tienden a obviar ciertas cosas, lo que a unos les permite saber de antemano lo que pasa cuando ven algo que es sólo un indicio de ello. Eso es completamente normal, todo ser humano lo hace, pero creo que algunos lo llevan al extremo(desafortunadamente en estos momentos me siento uno de ellos), al punto de darme cuenta en ocasiones de cosas, (las cuales hubiera preferido NUNCA SABER) con tan sólo ver un poco.

El problema se presenta cuando lo que piensas es valorado por tu cerebro como una convicción poco falible, por lo tanto actúas según lo que piensas, y es por eso que los demás, que no se han dado cuenta aún de lo que pasa, jamás entenderán tu forma de actuar o el por qué de las decisiones que tomaste. Ese es el por qué de que me cueste tanto expresarme y tratar de convencer a la gente de lo que pienso, cuando sé que tengo razón.

La gente tiende a no darle crédito a lo que dices hasta que las cosas pasan. Aún cuando tú sabes que pasarán, se escudan en que para ellos no tienes elementos suficientes para saberlo en realidad, y piensan que es una mera hipótesis esperanzada, que podrá ser rebatida con sus acciones posteriores contrarias a ella intencionalmente, es decir, una vez que saben lo que piensas, hacen lo contrario y te cuestionan por que no tenías razón. Pero pocos pueden cambiar lo que su alma realmente quiere, y terminan cumpliendo la profecía.

Tú no tienes la culpa, lo sé. Pero al menos dame el beneficio de no estar loco. (expresión que denota mi apreciación personal de un problema pasado que, en efecto terminó como había predicho, pero ahora no tiene importancia).

Al final sólo te queda una disculpa que no te reconforta tanto como soñar despierto que nunca te hubieras dado cuenta de las cosas.

Como añoraba ser un pendejo en aquellos momentos.

nota: con este post no quiero dar a entender que yo SIEMPRE tengo razón, pero creo que es obvio que me estoy basando para escribirlo únicamente en ese conjunto de situaciones en las que sí la tuve. Mil disculpas a los que sintieron que me siento un ojete sabelotodo, olvidaron lo PRIETO =)

viernes, mayo 04, 2007

Expreso de media noche...

Era una tranquila noche en el distrito federal, a eso de las 2:00 am donde me disponía a volver a mi departamento después de acompañar a dos bellas mujeres a sus aposentos, y donde, caminando por la banqueta, pensaba apaciblemente en mi cena de media noche. Dios debe haberme escuchado, pues envió en ese instante y en ese mismo contexto a un engendro del mal que paró su automovil y, viéndome con una mirada torva y un poco extraña, se dirigió hacia mí con estas palabras:

x:-Hola!
Negro: Buenas noches.
x:-Oyes, ¿te puedo hacer una pregunta?
Negro: Claro
x:(abre la puerta de su auto, y se baja lo que parece ser un maniquí semidesnudo de piel blanca con boxers negros , zapatos y calcetines de vestir hasta arriba, la boca pintada de rojo y un cigarro amenazadoramente delatador moviendose de una manera extraña en su mano) -Emm...¿Me podrías decir dónde se encuentra el metro...emm...a ver cual...."Miguel Ángel de Quevedo"? -sí, ese.
Negro:- "..."
Gay:(Mirada Insistente y atrevidamente amigable)
Negro:(di media vuelta e inicié mi marcha) -Bajas al eje 10 y sigues derecho hasta llegar a el.
Gay:oh...disculpa...no quería molestar. Gracias. (y resignado, subió a su auto después de su cacería poco fructífera) pensando tal vez para sí: (hijo de puta mamón)
Negro: no te preocupes (Hijo de puta mamador)
Gay: Adios!! :D

...De los males el menor... pudo haber sido un sacerdote...

PS. en realidad no tengo nada contra los gays, solo no quiero que me cojan.