domingo, febrero 15, 2015

Tengo mis razones para que me quieran.

Debe ser dificil el quererme. Quererme a pesar de mis convicciones, que a veces pueden rayar en lo testarudo y lo conservador; quererme a pesar de mi cinismo, que convierte toda crítica que sale de mi boca en un ariete tan maligno y devastador, cuando así me lo propongo; incluso a pesar de mis placeres y gustos, que pueden ser tan específicos que a veces el no tenerlos cumplidos al detalle hace que no disfrute lo que tenga. 

Debe ser difícil quererme, cuando tal vez no sea capaz de defenderte de extraños que te deseen algún mal, pero sería incapaz de no pelear conmigo mismo hasta la muerte por la sola oportunidad de intentarlo, aunque me aterre. Debe ser difícil quererme, cuando soy tan desconfiado, pero igual de extrema es mi entrega, e igual de difícil ha sido la realidad que he encontrado bajo el velo de la simulación en experiencias pasadas. Debe ser tan difícil quererme, porque no soy un ser social, y sin embargo soy capaz de comprender hasta la médula hasta el más complicado modelo de interacción personal en que me encuentre. Debe ser difícil quererme por mi aspecto, y sin embargo en el fondo descubrir ese inmenso amor propio que profeso, que raya en la egolatría. 

Debe ser dificil quererme, cuando no sabes por qué me quieres, y cuando sabes que nadie en el universo, en todas las etapas de existencia, por toda dimensión y cualquier plano de conciencia, será capaz de amarte como yo, y lograr que ames tanto, así como me amas, a alguien como yo. 

Tengo mis razones para que me quieran. 

O tal vez no. 


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